Y acabamos la serie de gatos, con el pequeñajo de la casa. Pequeñajo por edad porque pesa como si… bueno… dejémoslo…
Llegó a casa con 4 meses directo del albergue de Adaga, la protectora. Y claro, vino a romper la tranquilidad absoluta en la que vivía Pivo que fue viendo como (Príncipe destronado) iba perdiendo sus territorios exclusivos de la casa.
Cierto es que ganó un compañero de juegos, de siestas, de vida.
Aunque Alex ya tranquilizó, es al contrario que Pivo, un gato muy miedoso y poco sociable con las visitas.
Como en los casos anteriores, todas las fotos están hechas con el móvil/ipad y procesadas en Lightroom Mobile y publicadas casi todas ellas en mi perfil de Instagram.

























