Debido a la magnificiencia de las nuevas catedrales de Pisa y Siena, y que la antigua iglesia de Santa Reparata se derrumbaba; en ese espacio se construyó la Catedral Sta. María del Fiore. Cuando se terminó, resultó ser la más grande de Europa, con una capacidad para 30 000 personas y superada en la actualidad en tamaño sólo por la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, la catedral de San Pablo en Londres, la catedral de Sevilla y la catedral de Milán.
En este post me centraré en la cúpula construida por el orfebre (sí, orfebre) Filippo Brunelleschi, considerada uno de los grandes logros de la arquitectura. La empezó 126 años después del comienzo de la construcción de la catedral (1296) y duró 25 años.
Me he basado en 2 fuentes: Este magnífico hilo de twitter de Pedro Torrijos que recomiendo leer por lo bien que está explicado tanto en palabras como con fotos y planos. Una maravilla. También este artículo de National Geographic Historia está muy interesante.
Así que vamos al lío.
Nadie parecía capaz de concebir un proyecto viable de una cúpula de casi 50 metros de ancho, sobre todo porque había que empezar a edificarla a 55 metros de altura sobre los muros ya existentes. Para hacernos una idea, es equivalente a construir el Panteón de Roma encima de un vacío de aire descomunal y en total el conjunto tendría una altura de 100 metros. Además, no se podían usar contrafuertes ni arbotantes porque eran propios del estilo gótico tradicional, por entonces el preferido de las ciudades rivales del norte como Milán, la eterna enemiga de Florencia. Tampoco se podía hacer en hormigón como el propio Panteón porque esa técnica romana se había perdido hacía siglos. Y aunque se pudiese, tampoco sería posible ni con hormigón ni con piedra porque necesitaría cimbras y encofrados para el fraguado y estando tan alto, en la Toscana no había suficiente madera como para construir tal cantidad de andamiaje.
A pesar de todos estos problemas, Brunelleschi construyó una cúpula como no se había hecho nunca y como no se volvería a repetir.
¿Cómo?. Lo que construyó no fue una cúpula, sino dos. Dos cúpulas, dos cáscaras; una interior y otra exterior ordenadas según 8 nervios y 8 paños. A su vez, cada paño se compone de 30 pequeños subpaños divididos por dos costillas verticales y nueve correas horizontales. Este sistema simula una cúpula de meridianos y paralelos (similar, otra vez, a la del Panteón). Pero, en realidad, si la cúpula se sujetase solo con ese sistema de nervios de piedra y madera, se vendría abajo porque al ser octogonal los nervios absorberían demasiada carga. Así que Brunelleschi, siglos antes de que apareciese la arquitectura de acero, reforzó las costillas horizontales con cadenas de hierro embebidas. Pero surje otro problema porque aun así las tracciones sobre esas cadenas serían tan grandes que NO SERÍAN CAPACES DE SUJETAR LA CÚPULA.
Para solucionar este problema recurrió a un material tan antiguo como humilde. Tan ligero como noble: el ladrillo. Pero el ladrillo no está colocado de forma convencional, porque el mortero necesitaría un tiempo de fraguado inaceptable pues toda la cúpula se construyó sin cimbras ni encofrados que la sujetasen. El ladrillo está aparejado en espina de pez. Este tipo de colocación divide los paños en entidades autoportantes que se pueden construir de forma independiente y sin apenas tiempo de fraguado.
Pero esto tampoco sería suficiente porque, de nuevo, los nervios absorberían demasiada carga. Entonces… ¿CÓMO LO HIZO?.
Pues realmente nadie lo sabe, porque Brunelleschi no dejó planos ni documentos fidedignos. Y además, por miedo al plagio, rodeó la obra de secretismo y de pistas falsas… al final del post volveremos sobre esto.
Brunelleschi diseñó varias máquinas elevadoras para la construcción de la cúpula. Eran artilugios tan avanzados para su tiempo que no tuvieron rival hasta bien entrada la Revolución Industrial y fascinaron a generaciones de artistas e inventores, entre ellos a un tal Leonardo, de la cercana localidad toscana de Vinci, en cuyo cuaderno de apuntes anotó sus mecanismos.
La idea de Brunelleschi para coronar la cúpula con una gran linterna fue puesta en duda, dando lugar a otro concurso. Sus competidores fueron Lorenzo Ghiberti y Antonio Cachieri pero Brunelleschi resultó ganador. Su diseño era para una linterna octogonal con ocho arbotantes en radio y ocho ventanas arqueadas (ahora exhibidas en el Museo de la Opera del Duomo). La construcción de la linterna se inició unos meses antes de su muerte, en 1446. Su construcción se ralentizó durante 25 años sin que su progreso fuera notable, debido a las intervenciones realizadas por varios arquitectos. Finalmente fue completada por su amigo Michelozzo en 1461. El tejado cónico fue rematado por Verrocchio en 1469, con una capa de cobre y una cruz que contenía reliquias. Este utilizó una grúa especialmente diseñada por Leonardo da Vinci.
Como punto final, contaré la leyenda del Huevo de Brunelleschi (anterior a la del huevo de Colón, pero similar). Habíamos hablado antes que Brunelleschi no había dejado los cálculos ni planos de la cúpula y de los secretismos con que había rodeado su proyecto y construcción ya que no era un iluso y conocía perfectamente la malicia de los demás arquitectos rivales y temía que le robasen las ideas de cómo pensaba el solucionar el problema de la cúpula. Sus cálculos siempre los codificaba, y se negaba a explicar los detalles de su proyecto. Presentó su proyecto para la cúpula a las autoridades… a medias… Como era de esperar le pidieron alguna prueba de cómo iba a realizar su proyecto y reacio a dar explicaciones dijo que lo explicaría sólo si alguien conseguía realizar una sencilla hazaña: poner un huevo de pie.
Ante maestros de obra procedentes de toda Europa incapaces de poner un simple huevo de pie, Brunelleschi lo consiguió. ¿Cómo? Según palabras de Vasari, “Pippo ruppe il culo a l’uovo”, es decir, “Pippo (diminutivo de Filippo) rompió el culo del huevo”. Dicho en términos coloquiales explica que con solo cascar el huevo abajo sobre la mesa, este se puso de pie.
Obviamente hubo protestas por parte de todos los presentes en plan Nosotros pudimos haberlo hecho también, era muy fácil una vez visto como lo has hecho…, a lo que Brunelleschi exclamó: Exacto, como también vosotros sabríais hacer la cúpula si vierais mi proyecto. Gracias a aquella hazaña, Brunelleschi consiguió el encargo de edificar la cúpula, y después de casi seis siglos, aún sigue en pie y se puede ver desde cualquier lugar de Florencia. Al doblar una esquina, desde balcones, plazas, miradores…
Sólo por ella, Florencia merece visitarla todas las veces que te sea posible.
Antes de las fotos, vídeo de la ascensión… Sois libres de reíros 🙂







9 enero, 2025
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